top of page

La piel de las cosas

  • Foto del escritor: José Augusto Acevedo
    José Augusto Acevedo
  • 3 ago
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 4 ago



La piel de las cosas

es el perfume del aire,

el pulso de la lluvia,

el aliento que nace en tu boca,

esa textura que nos arde

en la yema de los dedos.


Es el río que lame las piedras

con la espuma del instante.

Es el sudor de los campos arados,

los mapas invisibles de tus curvas,

los relámpagos incendiando

el abismo de la noche,

y el temblor de tus gritos

acunándose en mi sexo.

La piel de las cosas es la tuya,

adobada con sal y ramitas de romero,

con un chorro del mar

enamorado de los vientos.

Así te devoraría, como alimento urgente,

como si el hambre no esperara,

como si al probarte

te bebiera hasta el alma.

En esa piel me quedo,

donde otros murmuraron sus miedos,

donde el amor conoció

furias desalmadas

y rompió promesas de consuelo eterno

con besos quemantes de muerte y destierro.

La piel de las cosas es tu silencio desnudo,

como una catedral sin puertas,

flotando a la deriva.


Los muros se desploman

en líneas quebradas,

y el cielo se desangra

en ríos de agua viva.

Así, en el agujero negro

donde arde el futuro,

mis versos naufragan,

exhaustos de duelo,

y se rompen en la infinita orilla

de un abrazo perdido

entre el cielo y el infierno.

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page