Llueve en San Juan
- José Augusto Acevedo
- 3 ago
- 1 Min. de lectura

Llueve en San Juan
en una de esas tardes en que el miedo
ensancha la boca
y se desliza sobre esta marchita inercia
que recoge la noche en un bostezo.
Pero yo seduzco el surco de tu piel
y acuerdo con tu sudor fundirme con las letras
para contarle al mundo los misterios
que se resbalan entre tus piernas.
Por ejemplo: la sed que me despierta.
Los largos hilos de silencio antes del grito.
El aceite penetrando el manto impermeable de tus muslos.
O el sabor a dulce botánico de tus pétalos.
Truena en San Juan
Y tus pupilas agrandan las imágenes
de mil incidentes planetarios.
El viaje danzante de los recuerdos tristes
se cruza por debajo de las cuencas de mis ojos.
Porque te miro y sonríes
tu piel, como la ciudad misma
forma un muro histórico en mi sexo.
Me inundo de tu inocencia tan sabia
y me ahogo en lo que queda de mis besos.
Escampa en San Juan.
La ciudad está dormida,
no hace falta que me pidas que la calle.
Te supe guardada en sus murallas
antes de que cayera la lluvia
y el agua se metiera en tu cuerpo.
La ciudad está murada.
El amor se resguarda
para mi próximo ataque.
Comentarios